Recuerdo del Dr. Fortunato L Herrera, gran botanista peruano que honró a su patria.
Hace cuatro años que falleció en Lima el doctor Fortunato L Herrera, eminente botánico peruano y uno de los especialistas más distinguidos de esta ciencia en el continente. Recordar a nuestros grandes valores es un deber y un estimulo para los amantes de la cultura. Cusco debe a Herrera los primeros estudios que se han desarrollado sobre la flora de esa región, mereciendo de las autoridades científicas extranjeras el honor de que su nombre califique a más de sesenta especies vegetales de origen peruano y con las cuales, se ha ampliado el cuadro sistemático de la ciencia botánica.
Cuando falleció, cundió en el ambiente de sus amigos la idea de levantar un busto a Herrera en la capital del Incario, que inspirara sus sacrificios y desvelos. Su verdadero monumento es su obra científica “Sinopsis de la Flora del Cusco” libro consagrado por la critica extranjera. Aquella idea no prosperó y el maestro fue olvidado.
Las ideas de este maestro tienen actualidad porque él propugnaba por la buena organización del Jardín Botánico y el establecimiento en el Perú de Herbarios Patrones que permitan verificar la clasificación de las plantas sin recurrir a herbarios extranjeros. Recientemente se ha tratado mucho el problema del Jardín Botánico que viene cumpliendo una función importante dentro de la Universidad de San Marcos y su Facultad de Farmacia y que posee valiosas colecciones de plantas y un jardín de orquídeas raras.
El Dr. Fortunato Herrera dejó inédita parte de su copiosa obra, la cual, como suponemos, debe estar en poder de su familia, pero logró editar y corregir cuidadosamente sus dos últimos libros que forman parte de la bibliografía botánicadel mundo, desde que este prestigioso hombre de ciencia es citado por los especialistas con el mayor respeto y admiración.
Unidos en el silencio eterno Weberbauer y Herrera, los dos grandes botánicos que dedicaron lo mejor de su vida a la investigación de la flora peruana en los últimos tiempos y que fueron amigos personales, se impone considerarlos como ejemplo y estimulo de la juventud peruana.
Cusco debe un homenaje a Herrera, tal vez levantar ahí su monumento funerario y que descanse en el ámbito que lo vio nacer y al que aportó gloria y prestigio. Todavía no se le ha rendido el homenaje que merece, pero siguen surgiendo en los campos hermosas flores que se llaman Fortunatias y otras Herrerae, en memoria del sabio cusqueño, sólo que estas Fortunatias florecen también en Jardines Botánicos de otras naciones y sólo investigadores de la ciencia conocen porque se llaman así y acuden a los libros del maestro peruano con animo reverente y enseñan a sus discípulos lo que él dejó en su vasta y notable obra, de método y orden clásico, como un mensaje eterno del espíritu científico y del amor al Perú.
Diario El Comercio Lima, 23 Agosto 1949
(Cortesia de Teresa Herrera Martin de Lagasse)
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